La vida, en la forma de microbios, ha sido la compañera del planeta Tierra desde luego después de su formación. Y tan íntima ha sido la relación vital entre los elementos inorgánicos de la Tierra y los organismos microscópicos que se desarrollan en los mismos, que es casi imposible para que los biólogos definan la diferencia entre las formas vivientes y no vivientes, o de definir si las algas microscópicas, la fuente antigua, ubicua y perenne de vida, pertenece a la fauna o a la flora.
Dentro del suelo las bacterias, recreándose en altas concentraciones, aseguran su fertilidad, reciclando los elementos a través de los laboratorios químicos que sus propios cuerpos, tornándose disponible para las plantas. El nitrógeno y el carbono no son los únicos elementos que necesitan la ayuda de los microbios antes de que sean apropiados para el uso por las plantas. Tal como el nitrógeno se convierte en nitrato, el fósforo se convierte en fosfato, el azufre en sulfato, el cloro en cloruro, el boro en borato, el molibdeno en molibdato, y así a través de los elementos, y todo eso gracias a la acción de los microbios.
Sin contenido orgánico en el suelo no puede haber agricultura (excepto algo parecido a los sistemas hidropónicos). Por lo tanto, nuestra primera tarea en la revitalización de los suelos agotados consiste en el suministro de materia orgánica.
Lo mismo se aplica en el caso de suelos vírgenes de escaso contenido orgánico, e incluso de suelos desérticos totalmente desprovistos de materia orgánica. Bajo condiciones ideales, se realiza esta tarea mediante la aplicación de grandes cantidades de abonos orgánicos, Si esto es factible, no hay más nada que decir. Lamentablemente, son raras las veces en que esa la solución ideal. Por lo tanto, hay que empezar por otra vía.
Afortunadamente, la Naturaleza nos ha regalado un conjunto de sustancias que se denominan “Ácidos Húmicos” y que han sido descritos como la “quintaesencia” del proceso de humificación, o sea, del proceso de convertir sustancias orgánicas en “humus”.
Hay muchos tipos diferentes de ácidos húmicos, con actividades biológicas muy disímiles, respecto a los cuales se aportan amplios datos en otro capítulo. Lo importante es que los ácidos húmicos de alta capacidad biológica -en particular La Leonardita- constituye la herramienta esencial para dar inicio al proceso de restaurar el contenido orgánico del suelo. Semejante proceso es complejo y exige necesariamente la presencia de microorganismos benéficos en el suelo, Los ácidos húmicos apropiados son los que proporcionan un ambiente ideal para la proliferación de los microorganismos del suelo.
Los ácidos húmicos de alta capacidad biológica (Leonardita), constituyen la piedra angular del proceso de recuperación de suelos y están comercialmente disponibles en el Bioestimulante: HUMIGARDEN, (para su incorporación al suelo, a través de fertirriego, o en aplicaciones foliares).
MATERIAS PRIMAS Y ELEMENTOS (SER): Sostenibles. Eficientes. Rentables
LA LEONARDITA: La Quintaesencia del Humus
Es un complejo de ácidos húmicos, ácidos fúlvicos y huminas. Es llamada así en homenaje al Dr. A.G. Leonard, primer director del Servicio Geológico del Estado de Dakota del Norte (USA) y primer científico que estudió las propiedades de esa sustancia.
La formación de la Leonardita se remonta a la era del Paleozoico, cerca de 280 millones de años atrás. La extensa y jugosa vegetación existente en ese entonces, fue destruida y carbonizada, pero en ese proceso fueron exprimidos y condensados todos los zumos orgánicos formando originalmente lagunas de poca profundidad que también se carbonizaron dando origen a la Leonardita, la cual a través de los millones de años de su formación, ha estado sujeta a toda clase de acciones físicas, químicas y microbiológicas, para llegar a su forma actual.
Beneficios de los Ácidos Húmicos y Fúlvicos contenidos en la Leonardita.
Efectos sobre las Características Físicas del Suelo:
1.- Mejoran la estructura y textura, particularmente los suelos arcillosos pesados, transformándolos en suelos “esponjosos”.
2.- Regulan la absorción del agua. Aumentan el drenaje cuando hay exceso y la retienen en caso de sequía.
3.- Aumentan la aireación, suministrando mayor cantidad de oxígeno a los microorganismos aerobios.
4.- Facilitan la absorción de calor.
5.- Desarrollan un efecto “tampón”, previniendo cambios bruscos en el pH, facilitando el intercambio de iones libres de hidrógeno en el suelo.
Efectos sobre las Características Mecánicas:
1.- Proporcionan un medio óptimo y favorable para el desarrollo de los sistemas radiculares, estimulando y multiplicando la actividad de los microorganismos benéficos del suelo.
Efectos sobre las Características Químicas:
1.- Contribuyen a la desintegración continua de las rocas en el suelo, liberando cantidades adicionales de nutrientes.
2.- Convierten un número importante de compuestos químicos disponibles para la absorción radicular; como en el caso de hierro, quelatando sus componentes y haciéndolos aptos para su utilización en el metabolismo de la clorofila.
3.- Reducen el “bloqueo” del fósforo, particularmente en los suelos arcillosos.
4.- Liberan el dióxido de carbono del carbonato de calcio, aumentando así la disponibilidad de este importante nutriente a través de las raíces para la síntesis de carbohidratos.
5.- Neutralizan las sustancias químicas potencialmente tóxicas en el suelo.
6.- Por su alta capacidad de intercambio catiónico, permiten mejor retención y utilización de elementos y minerales, previniendo las pérdidas de esos compuestos por drenaje desde la zona radicular.
7.- Son una bodega de almacenamiento de nutrientes. A causa de la gradual descomposición de sustancias orgánicas por la acción de los microorganismos del suelo, resulta una rápida biodisponibilidad de dióxido de carbono, nitrógeno en forma de nitritos y nitratos, fósforo y otros elementos esenciales como potasio y azufre.
8.- Permiten que los compuestos orgánicos de alto peso molecular sean reducidos, gracias a los microorganismos y a la bioquímica del suelo, haciendo disponible hasta 5.000 calorías por gramo de energía para el uso inmediato de las plantas hasta que se produzca más biodegradación.
9.- Retardan el crecimiento y la proliferación de organismos patógenos.
10.- Promueven la conversión en quelatos de gran número de elementos en forma de nutrientes para las plantas.
Efectos Bioquímicos:
1.- Estimulan el crecimiento y la división celular de las plantas, incluyendo el crecimiento acelerado debido a la presencia de reacciones de tipo auxínico.
2.- Activan y desarrollan favorablemente el sistema de circulación, respiración y transpiración de las plantas, reduciendo el estrés y el deterioro prematuro.
3.- Todas las funciones y actividades fisiológicas de las plantas reciben beneficios adicionales de los ácidos húmicos debido a que contribuyen a la formación de sustancias estimulantes conocidas como auximonas que al ser absorbidas por las raíces, aumentan la permeabilidad del plasma y la membrana celular, promoviendo la absorción de nutrientes y aumentando el desarrollo de polifenoles que funcionan como catalizadores respiratorios, lo cual incrementa el metabolismo, estimula el sistema enzimático y acelera la división celular de la planta.
4.- Aumentan la actividad de varias enzimas, incluyendo la transaminasa e invertasa, intensificando el metabolismo de proteínas, ARN y ADN.